¿Y no podemos simplemente hacer un emailing? Esta es una cuestión que las empresas se plantean a menudo. Es comprensible: el email es muy barato y el presupuesto asignado siempre parecen insuficiente. ¡Y más en los tiempos que corren!
Siempre intentamos realizar nuestra campaña de la forma más económica posible. Pero a pesar de que ahorrar es bueno, a veces evaluamos incorrectamente los costos. Y es que no se trata sólo de medir la inversión, sino el resultado de la misma.
Los datos
El estudio 2010 DMA (Direct Marketing Association) Statistical Fact Book realizado en Estados Unidos, aporta el siguiente dato:
El 73% de los consumidores prefiere recibir las ofertas de las empresas a las que compran habitualmente por correo físico o mailing postal, contra el 18% que lo prefiere por email.
Asimismo, un estudio elaborado por Nielsen en 2010 en Alemania y Estados Unidos, constata la eficacia del mailing postal a la hora de crear recuerdo y vínculo emocional con los consumidores, y que estos prefieren la comunicación vía carta postal al email, al cual prestan menos atención y consideran más molesto. Según dicho estudio, sólo el 0,05% de los consumidores que colaboraron en el estudio recordó el contenido de los emails, frente al 38,3% que recordaron el contenido de las cartas postales.
Las consecuencias
Personalmente detesto recibir publicidad no solicitada en mi email ya habitualmente rebosante, y borro de forma sistemática la publicidad que entra. Frecuentemente incluso borro la publicidad que he solicitado, con la “sana” intención de “limpiar” y organizar la bandeja de entrada de mi email.
¿Cuántos ingresos perdemos por haber enviado spam? ¿Cuántos consumidores nunca serán nuestros clientes? ¡Ese sí es un cálculo complicado!
Tal vez después de las dos primeras veces que el destinatario ha borrado tranquilamente nuestro spam, la tercera vez realmente se irrite y consigamos un resultado exactamente contrario al buscado. No podemos saberlo. Pero pregúntate si a ti te gusta recibir emails de empresas a las que nunca les has dado tu dirección de correo electrónico. ¿Y a cuanta gente conoces que le guste? ¿Y que les irrite o resulte molesto? No es lo mismo cuando ellos mismos te han dado voluntariamente sus datos para que les envíes información.
Ahora la diferencia de coste no parece tan grande, ¿verdad?
Un medio para cada cosa
El email funciona mejor como sistema de conversación, seguimiento e información de los clientes que ya los son, que como herramienta de captación de nuevos clientes. La tasa de apertura y respuesta del e-mailing es simplemente descorazonadora.
Por otro lado, el e-mailing deja fuera de tu lista de posibles consumidores a amplios sectores de la población que no utilizan habitualmente esta herramienta: personas mayores, amas de casa, personas que no se sienten cómodas con un ordenador (sí, aún las hay), etc.
Integrando correctamente el mailing postal y el e-mailing mejorarás tu tasa de retorno de la inversión en marketing. Y eso es lo que todos queremos, ¿no?